domingo, 11 de septiembre de 2011

Coromoto

“Salve aurora jubilosa

de una Patria soberana

que te bendice y te aclama

con sus historias gloriosas...”

(Himno a la Virgen de Coromoto)



Terracota flor del cielo

centella prisma, de luz serena


Virgen siempre (pura e íntegra)

para acoger al Absoluto


Virgen tierna

para amar sin traba o freno


Virgen eterna

de fecundidad infinita y maternidad concreta


tu fe nos deja

expectantemente mudos


tu esperanza: nos engendra


tu misericordia, nos llama


COROMOTO


a ser discípulos

a vivir con

vivir por

vivir en

Dios-con-nosotros

Enmanuel

Oración de S.S. Juan Pablo II a Nuestra Señora de Coromoto
Guanare, 10 de febrero de 1996

Virgen y Madre nuestra de Coromoto,

que siempre has preservado la fe del pueblo venezolano.

En tus manos pongo sus alegrías y esperanzas, las tristezas y sufrimientos de todos tus hijos.


Implora sobre los Obispos y Presbíteros los dones del Espíritu,

para que, fieles a sus promesas sacerdotales, sean infatigables mensajeros de la Buena Nueva, especialmente entre los más pobres y necesitados.

Infunde en los religiosos y religiosas el ejemplo de tu entrega total a Dios,

para que en el servicio abnegado a los hermanos los acompañe en sus trabajos y necesidades.


Madre de la Iglesia,

alienta a los fieles laicos, comprometidos con la Nueva Evangelización,

para que, con la promoción humana

y la evangelización de la cultura,

sean auténticos apóstoles en el Tercer Milenio.


Protege a todas las familias venezolanas,

para que sean verdaderas Iglesias domésticas, donde se custodie el tesoro de la fe y de la vida,

donde se enseñe y se practique siempre la caridad fraterna.


Ayuda a los católicos a ser sal y luz para los demás,

como auténticos testigos de Cristo,

presencia salvadora del Señor,

fuente de paz, de alegría, de esperanza.


Reina y Madre Santa de Coromoto,

ilumina a quienes rigen los destinos de Venezuela,

para que trabajen por el progreso de todos,

salvaguardando los valores morales y sociales cristianos.


Ayuda a todos y cada uno de tus hijos e hijas,

para que, con Cristo Nuestro Señor y Hermano,

caminen juntos hacia el Padre, en la unidad del Espíritu Santo.


Amén.