de una Patria soberana
que te bendice y te aclama
con sus historias gloriosas...”
(Himno a la Virgen de Coromoto)
Terracota flor del cielo
centella prisma, de luz serena
Virgen siempre (pura e íntegra)
para acoger al Absoluto
Virgen tierna
para amar sin traba o freno
Virgen eterna
de fecundidad infinita y maternidad concreta
tu fe nos deja
expectantemente mudos
tu esperanza: nos engendra
tu misericordia, nos llama
COROMOTO
a ser discípulos
a vivir con
vivir por
vivir en
Dios-con-nosotros
Enmanuel
Oración de S.S. Juan Pablo II a Nuestra Señora de Coromoto
Guanare, 10 de febrero de 1996
Virgen y Madre nuestra de Coromoto,
que siempre has preservado la fe del pueblo venezolano.
En tus manos pongo sus alegrías y esperanzas, las tristezas y sufrimientos de todos tus hijos.
Implora sobre los Obispos y Presbíteros los dones del Espíritu,
para que, fieles a sus promesas sacerdotales, sean infatigables mensajeros de la Buena Nueva, especialmente entre los más pobres y necesitados.
Infunde en los religiosos y religiosas el ejemplo de tu entrega total a Dios,
para que en el servicio abnegado a los hermanos los acompañe en sus trabajos y necesidades.
Madre de la Iglesia,
alienta a los fieles laicos, comprometidos con la Nueva Evangelización,
para que, con la promoción humana
y la evangelización de la cultura,
sean auténticos apóstoles en el Tercer Milenio.
Protege a todas las familias venezolanas,
para que sean verdaderas Iglesias domésticas, donde se custodie el tesoro de la fe y de la vida,
donde se enseñe y se practique siempre la caridad fraterna.
Ayuda a los católicos a ser sal y luz para los demás,
como auténticos testigos de Cristo,
presencia salvadora del Señor,
fuente de paz, de alegría, de esperanza.
Reina y Madre Santa de Coromoto,
ilumina a quienes rigen los destinos de Venezuela,
para que trabajen por el progreso de todos,
salvaguardando los valores morales y sociales cristianos.
Ayuda a todos y cada uno de tus hijos e hijas,
para que, con Cristo Nuestro Señor y Hermano,
caminen juntos hacia el Padre, en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.